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21 junio 2011

...se llamaba Atilio Heidegger

V – Obsesiones de Atilio prt 1

En una libreta ajada, amarillenta, escrita con lápiz, manchada con aceite cocinero, pegoteada con crema pastelera de bola de fraile y escondida debajo de una baldosa en particular, se encontraba el siguiente texto de nuestro querido Atilio…

Pequeño catálogo de bilocaciones urbanas de Atilio Heidegger.

1 - Amanda y Gabriela, eran, en realidad, Delia: pizpireta señorita de Adrogué, quien muy falta de familia decidió simularse un par de hermanas.
Delia juraba que eran trillizas, Amanda sonreía y explicaba que su madre era propensa a quedar rápidamente embarazada luego de parir, y Gabriela, que aparentemente odiaba a sus hermanas, prefería no hacer declaraciones. De todos modos, se sabía que Delia era hija única.
Lo espectacular de este caso no era el desorden de personalidad de su protagonista, sino, su capacidad para bilocarse de dos maneras diferentes:

1 - aparecer simultáneamente en dos lugares a la vez.

2 - aparecer simultáneamente en el mismo lugar. Lo cual, es mucho más difícil.

De todos modos, Delia, Amanda y Gabriela, jamás fueron vistas juntas, las tres, en el mismo sitio: sólo existe una diapositiva muy añeja en donde se ve algo parecido a Delia y sus hermanas, pero que también dejaba ver que Delia no era otra cosa que una gigantografía de cartón.

2 - simplemente Horacio. No se le conocen allegados o familiares. Tampoco se sabe de su lugar de residencia; actualmente se ignora su paradero.
Las únicas referencias sobre Horacio son las anécdotas de aquellas personas que asistían a los bailes de carnaval del Club Ducilo, en las que relatan sobre la presencia de un extravagante personaje, que luego de beber en solitario durante toda la noche, se acercaba a las señoritas presentándose de la siguiente manera: “un gusto, mi nombre es Horacio. ¿No le parece interesante que hagamos un trío, usted, yo y yo también?”
La bilocación de Horacio es, supuestamente, confirmada por una tal Roberta, de la que se desconocen tantos datos, como de él mismo.

3 - Evaristo, el perro con dos colas. Por un lado, un can bárbaro, particular, por el hecho de poseer dos colas. Por el otro, un can misterioso, enigmático, por ser visto en simultaneo, el mismo día, a la misma hora, en Lavallol e Isidro Casanova.
La habilidad para bilocarse de Evaristo fue comprobada por los prestigiosos cronistas de la revista Reader`s Digest Selecciones, que, y ahora le sumamos más misterio a la historia del cuadrúpedo, fueron a cubrir, por esas cosas de las causalidades, la misma historia de un perro con dos colas: uno a Lavallol, y el otro a Isidro Casanova. Otra curiosidad del caso, es que tanto en una localidad, como en la otra, el particular perro fue bautizado con el mismo nombre… Evaristo.
Los incrédulos dicen que esta historia sólo se trata de otro vergonzoso caso de plagio entre compañeros de redacción. Pero bien sabemos que no se puede confiar en los incrédulos, ya que nunca nos pueden explicar la razón de sus cuestionamientos con argumentos los suficientemente sólidos como para convencernos a nosotros, los hombres y mujeres de fe.

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