Empresas de telefonía celular nos “regalan” una súper mega híper wuachi promoción donde nos habilitan 3 números a elección para poder hablar libremente y sin costo.
En principio se presenta como una enorme ventaja. Finalmente nos devuelven algo, nos dan un beneficio real, frente al elevado costo de las llamadas y los mensajes de texto.
Pero la felicidad dura apenas un suspiro. En este caso no vamos a referirnos a la gente que se cuelga de este servicio y nos llama sin parar y en cualquier momento, sino del verdadero problema; el cual consiste en tenernos que "fumar” a, por lo general, mujeres, mujeres jóvenes, chicas, adolescentes, seudo adolescentes, las oficinistas de veintipico son las peores, hablando en la vía publica y a viva voz aprovechando hasta un limite increíble este servicio. Minitas (otro mote es imposible) que se suben al colectivo hablando, sacan el boleto hablando, caminan hablando, pelean un asiento hablando, y viajan todo, TODO, el trayecto hablando. Sí, más de 45 minutos hablando por teléfono a todo lo que da sin ningún tipo de prurito ni pudor. Cuando en la charla aparece el famoso: “¿que te iba a decir?” es que ya está. No hay nada más para decir, ya está, cortá, basta, terminala. Por el bien de los demás pasajeros. Por el bien de los pobres infelices que intentamos leer, o simplemente no pensar en nada. Pero No, siguen y siguen. Estirando los temas como un chicle.
A riesgo de dejar entrever una manía propia de viejo choto: ¿antes cómo hacían? ¿Qué hacían estas minas en los viajes de colectivo cuando no había celular? ¿Por qué necesitan gritar sus problemas, porque debemos enterarnos de cosas asquerosas, o simplemente escuchar sandeces, boberas y charlas intrascendentes?
¿¿Por qué??
Por eso, gracias empresas de telefonías celulares varias. Gracias por los números “libres” gracias, no hacía falta.
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